Recientemente, las políticas comerciales de Estados Unidos han tomado un enfoque proteccionista bajo la administración del nuevo gobierno. Los aranceles de Trump a México han dado de qué hablar debido a su impacto en la economía de nuestro país y en la dinámica del comercio exterior. Por lo que si quieres conocer qué implicaciones tiene esta decisión a largo plazo en las relaciones bilaterales, continúa leyendo.
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¿Qué son los aranceles y cómo impactan en el comercio internacional?
Un arancel es un impuesto aplicado por un gobierno sobre los productos importados de otros países, con el objetivo de proteger la industria local, generar ingresos fiscales o influir en las relaciones comerciales.
Por ello, para comprender el efecto real de los aranceles es necesario analizar cómo afectan a las cadenas de producción, distribución y suministro, así como la forma en que estos costos adicionales se trasladan a lo largo de la cadena comercial.
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Efectos de los aranceles en el comercio internacional
Como mencionamos, la política comercial del expresidente Donald Trump sigue generando repercusiones en la economía global, y México, como principal socio comercial de Estados Unidos, enfrenta desafíos y oportunidades ante el regreso de los aranceles de Trump a México.
Aunque el país evitó los gravámenes generalizados que afectan a China, la Unión Europea y otros competidores, sectores clave como el automotor, el acero y el aluminio siguen bajo presión, por lo que es importante tener en cuenta los efectos de los aranceles en el comercio internacional.
1. Disrupción de las cadenas globales de valor
Uno de los efectos más significativos de los aranceles en la economía es la distorsión que generan en las cadenas de suministro internacionales. Las empresas que operan en sectores altamente integrados, como la industria automotriz o la electrónica, dependen de insumos provenientes de múltiples países. Cuando se imponen aranceles a componentes claves, como el acero o los semiconductores, los costos de producción aumentan, lo que obliga a las compañías a replantear sus estrategias de abastecimiento.
En respuesta, muchas corporaciones optan por reubicar sus operaciones hacia países exentos de aranceles o con acuerdos comerciales preferenciales. Este fenómeno, conocido como nearshoring, ha beneficiado a México, donde empresas estadounidenses y asiáticas están estableciendo nuevas plantas para evitar los gravámenes.
Sin embargo, esta transición no es inmediata ni libre de costos, ya que requiere inversiones en infraestructura, capacitación laboral y adaptación regulatoria.
2. Inflación y transferencia de costos a los consumidores
Aunque los aranceles son pagados inicialmente por las empresas importadoras, su costo final suele trasladarse a los consumidores en forma de precios más altos. Esto ocurre porque los fabricantes y minoristas, al enfrentar mayores gastos en materias primas o productos terminados, ajustan sus precios para mantener márgenes de ganancia.
Por ejemplo, los aranceles del 25 % sobre vehículos y autopartes mexicanas podrían encarecer los automóviles en el mercado estadounidense, afectando la demanda. Estudios económicos indican que, en episodios anteriores de proteccionismo comercial, hasta el 80 % del costo de los aranceles terminó siendo absorbido por los consumidores. Este efecto inflacionario puede reducir el poder adquisitivo y, en última instancia, frenar el crecimiento económico.
3. Represalias comerciales y escalada de conflictos económicos
La imposición unilateral de aranceles suele provocar respuestas similares por parte de los países afectados, generando un ciclo de represalias conocido como guerra comercial.
Cuando EE.UU. elevó los aranceles a productos chinos en años anteriores, China respondió con medidas equivalentes, afectando exportaciones estadounidenses como la soya y el sector agrícola.
Este año el riesgo de una escalada proteccionista sigue latente. Si la Unión Europea, China o Canadá deciden imponer barreras a productos estadounidenses, el comercio global podría contraerse.
Según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), un aumento generalizado de aranceles del 25 % podría reducir el PIB mundial en hasta un 2 %, con efectos particularmente graves para economías exportadoras como México y Alemania.
4. Alteración de los flujos de inversión y competitividad
Los aranceles no solo afectan el comercio de bienes, sino también las decisiones de inversión. Ante un entorno de incertidumbre arancelaria, las empresas multinacionales tienden a retrasar o reorientar sus proyectos hacia mercados con reglas comerciales más estables.
Por un lado, México podría atraer más inversiones en manufactura gracias al T-MEC y su proximidad geográfica con EE.UU. Por otro, si los aranceles persisten en sectores clave como el automotriz, algunas empresas podrían considerar alternativas en Asia o Europa del Este, donde los costos laborales son competitivos y el acceso a otros mercados es más favorable.
5. Erosión de los acuerdos comerciales y desconfianza institucional
Otro de los efectos de los aranceles en la economía son los impuestos de manera unilateral que socavan la credibilidad de los tratados de libre comercio. El T-MEC, por ejemplo, fue diseñado para garantizar un comercio sin barreras entre México, EE.UU. y Canadá. Sin embargo, las excepciones arancelarias de Trump en sectores como el automotor y el acero generan tensiones y disputas legales.
Si los países perciben que los acuerdos comerciales no protegen sus intereses, podrían optar por medidas proteccionistas o incluso replantear su participación en futuros pactos. Esta dinámica debilita el sistema multilateral de comercio y aumenta la volatilidad en los mercados internacionales.
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Impacto en la economía mexicana: oportunidades y riesgos en profundidad
Como principal socio comercial de Estados Unidos, el país se encuentra en una posición delicada, pero con margen de maniobra si logra implementar políticas adecuadas. Estas son algunas de las implicaciones económicas que debemos tener presente:
1. Oportunidades: el nearshoring como motor de crecimiento
El fenómeno del nearshoring (relocalización de cadenas productivas cerca del mercado final) sigue siendo la principal ventaja para México en este entorno comercial volátil.
Las empresas multinacionales, especialmente aquellas con operaciones en Asia, están reevaluando sus estrategias de abastecimiento para reducir su exposición a aranceles y disrupciones logísticas.
México, con su acceso preferencial al mercado estadounidense mediante el T-MEC, infraestructura industrial consolidada y costos competitivos, se perfila como un destino atractivo.
Sin embargo, para capitalizar plenamente esta oportunidad, el país debe superar desafíos críticos: la infraestructura portuaria y ferroviaria requiere modernización para manejar un mayor volumen de comercio, mientras que el sistema energético necesita inversiones que garanticen suministro estable y precios competitivos.
Si el gobierno logra abordar estas limitaciones, México podría atraer una nueva ola de inversiones en manufactura avanzada, electrónica y tecnología, generando empleos mejor remunerados y transferencia de conocimiento.
2. Presión en sectores estratégicos: automotriz, acero y aluminio
Aunque México evitó los aranceles generalizados, sectores clave como el automotriz, el acero y el aluminio enfrentan gravámenes del 25 %, lo que altera su competitividad.
La industria automotriz es particularmente vulnerable, ya que representa cerca del 30 % de las exportaciones manufactureras del país y opera bajo un modelo de producción integrado con EE.UU.
Las nuevas reglas de origen impulsadas por Trump, que exigen un mayor contenido estadounidense en los vehículos para evitar aranceles, generan incertidumbre. Rastrear el origen de miles de componentes en cadenas globalizadas es un proceso costoso y complejo, lo que podría llevar a algunas armadoras a reducir operaciones en México o trasladar parte de su producción a suelo estadounidense.
Empresas como Stellantis ya han anunciado ajustes en sus plantas mexicanas, señal de que el impacto comienza a materializarse. Por otro lado, los aranceles al acero y aluminio encarecen insumos vitales para industrias como la construcción y la manufactura, lo que podría derivar en menores márgenes de ganancia y desaceleración en proyectos de infraestructura.
3. Crecimiento económico limitado y riesgos macroeconómicos
En un contexto donde las proyecciones de crecimiento para México en 2025 apenas alcanzan el 0.5 %, los aranceles añaden presión a una economía que ya enfrenta desafíos internos, como baja inversión pública, desigualdad regional y dependencia de las remesas.
Si bien el nearshoring podría impulsar ciertos sectores, sus beneficios tomarán tiempo en materializarse, mientras que los costos inmediatos de los aranceles ya están afectando a exportadores tradicionales.
Además, una posible devaluación del peso frente al dólar—como mecanismo de ajuste para mantener competitividad—podría encarecer las importaciones de bienes intermedios, generando presiones inflacionarias. Aunque una moneda más débil ayuda a las exportaciones, también aumenta el costo de la deuda externa y reduce el poder adquisitivo de los hogares.
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4. Incertidumbre política y desafíos en la relación bilateral
El entorno geopolítico añade otra capa de complejidad. La relación México-Estados Unidos bajo el gobierno de Claudia Sheinbaum deberá navegar entre la defensa de los intereses nacionales y la necesidad de mantener una cooperación económica estable.
Si Trump decide ampliar los aranceles a más sectores o cuestionar disposiciones del T-MEC, México podría verse forzado a recurrir a mecanismos de disputa comercial o incluso a represalias selectivas, lo que generaría mayor inestabilidad.
Además, la posibilidad de que otros países afectados por los aranceles —como China o la Unión Europea— desvíen sus exportaciones a México para eludir gravámenes estadounidenses podría provocar tensiones adicionales, como investigaciones por dumping o prácticas desleales de comercio.
¿Hacia una reindustrialización o un estancamiento?
México se encuentra en una encrucijada. Por un lado, tiene la oportunidad histórica de posicionarse como el principal beneficiario del reequilibrio de las cadenas globales, atrayendo inversiones y diversificando su base industrial. Por el contrario, los aranceles sectoriales, la falta de reformas estructurales y la incertidumbre global podrían ahondar los problemas económicos existentes.
La diferencia entre ambos escenarios dependerá de:
- Políticas industriales activas que fomenten la innovación y la integración de proveedores locales.
- Diplomacia comercial ágil para proteger sectores vulnerables y negociar exenciones.
- Estabilidad macroeconómica que brinde certidumbre a los inversionistas.
Si el gobierno y el sector privado actúan de manera coordinada, México podría emerger como uno de los pocos ganadores en esta nueva era de proteccionismo.
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